Hacer el ejercicio de perdonar, y de perdonarnos, supone un nivel de superación personal de gran exigencia. Y no poco esfuerzo.
Perdonar, para aquellos que solemos medir con una vara poco generosa, implica abandonar el estado de justicia. Pero tambien significa ingresar a un estado de mayor sabiduría emocional.
Perdonar, a mis 40 años, está equivaliendo a tener una visión mas elástica del mundo y su gente.
Para alguien que ha tenido, a lo largo de prácticamente toda su vida la oportunidad de decir y no callar, ejercitar el perdón es tarea compleja y decididamente dificil.
Y setenta veces siete?
Hoy tiene sentido. No vale la pena dilapidar la vida amarrando ni culpas ajenas ni propias. Perdonar sale mas barato. Y nos hace mas eficaces en nuestro camino.
Nos hará, setenta veces siete, mas felices, mas sensatos, y mas sabios.
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